Señores diputados, cuando yo descendÃ<br>desde los humildes asientos<br>de la tribuna de la prensa a estos<br>escaños ya sabía que no habría de<br>encontrarme con un Congreso<br>que se diferenciase notablemente<br>de aquellos que conocí en los largos años que<br>desde aquella tribuna asistí a las sesiones de<br>esta Cámara.<br>He visto que el Gobierno no tiene criterio<br>alguno sobre ninguna de las cuestiones tratadas.<br>No tiene soluciones para la cuestión religiosa,<br>no tiene soluciones para la cuestión económica<br>y no las ha presentado tampoco para<br>la cuestión regionalista.<br>A propósito de la cuestión religiosa, y aun<br>cuando no sea muy pertinente al asunto de la<br>proposición que estoy apoyando, me cumple<br>decir una cosa sin que de ella se deduzca de<br>ninguna manera que haya en estos bancos de<br>la minoría republicana discrepancias de fondo;<br>me cumple decir, repito, que mis compañeros<br>el señor Blasco Ibáñez, el señor Soriano<br>y yo entendemos que hay algo más que lo que<br>aquí, con elocuentísima palabra, nuestro docto<br>compañero el señor Ãlvarez exponía como<br>solución para las cuestiones religiosas.<br>Nosotros creemos, como el señor Pi y Margall,<br>que se impone de momento, que es práctica,<br>que es conveniente la separación de la<br>Iglesia y del Estado; nosotros creemos que es<br>conveniente la supresión del presupuesto del<br>culto y clero, aplicando, como decía el señor<br>Pi yMargall, el importe de este presupuesto a<br>la contratación de un empréstito dedicado al<br>fomento de las obras públicas y a la enseñanza.<br>Nosotros creemos, además, que importa<br>tanto como la secularización del Estado la secularización<br>de la sociedad, y he de decirlo<br>con toda la modestia que a mí me corresponde;<br>he de decirlo sin intención de ninguna especie;<br>sin que parezca que vengo a traer aquÃ<br>la voz de los meetings populares, pero con la<br>convicción honrada y sincera que pongo en<br>mis manifestaciones; he de decir que creo conveniente<br>la secularización de la sociedad, porque<br>entiendo que se puede vivir perfectamente<br>sin Dios y sin religión.<br>Por lo que respecta a la cuestión social, sobre<br>todo en lo que hace relación con la cuestión<br>obrera, todos habéis oído elocuentísimos<br>discursos, en los que, cuando más, podríamos<br>recoger aquellas orientaciones de que yo hablaba<br>hace un momento; pero ¿qué habéis<br>oído al Gobierno que a esto se refiera? El Gobierno,<br>para las cuestiones obreras, para los<br>conflictos obreros, no tiene absolutamente<br>ninguna solución; las oposiciones tampoco<br>las han presentado, unos porque no han tenido<br>ocasión, otros porque no han querido o<br>porque han tenido miedo, y el Gobierno porque<br>no tiene quizá soluciones para ellas; como<br>que el Gobierno, en último caso, para solucionar<br>los conflictos obreros no tiene más<br>que un medio: la Guardia Civil.<br>Los políticos, señores diputados, forman<br>algo así como una tribu que monopoliza el<br>ejercicio del poder en España en nombre de<br>una clase que gobierna, para tener sujetas a su<br>explotación, pudiera decir su tiranía, a todas<br>las demás clases, singularmente a las clases<br>desheredadas, al proletariado. En virtud de<br>ese monopolio, y así me explico yo aquel divorcio<br>de que hablaba hace un momento, en<br>virtud de este monopolio el proletariado se va<br>separando por completo y en absoluto de nosotros;<br>porque no nos hemos ocupado, mejor<br>dicho, porque no os habéis ocupado, que yo,<br>afortunadamente, en eso no tengo responsabilidad<br>de ninguna especie, porque no os habéis<br>preocupado de sus necesidades; porque no conocéis<br>sus dolores; porque no sabéis lo que sufre;<br>porque no habéis estudiado los medios<br>que puedan encontrarse dentro de las leyes,<br>dentro del Gobierno, dentro de la política,<br>para poder satisfacer aquellas aspiraciones<br>que tienen legitimidad.<br>En cuanto a esto, yo entiendo que la tienen<br>todas; pero yo me coloco en vuestro punto de<br>vista, y aun así, habéis de convenir en que<br>aquí no se ha hecho más que hablar de diferentes<br>proyectos muy a la ligera, mencionándolos<br>como un índice de reformas a realizar,<br>pero que no se realizarán nunca.<br>Yo he oído hablar aquí de una fórmula que<br>se repite en todas partes como posible solución<br>para el problema social y para el problema<br>obrero; de la armonía entre el capital y el<br>trabajo; y yo declaro que la armonía entre el<br>capital y el trabajo es imposible, como es imposible<br>la armonía entre el ladrón y el robado.<br>Yo me explicaré; pero tengo que sentar las<br>premisas para sacar luego las conclusiones.<br>Yo puedo aceptar la armonía entre el capital<br>y el trabajo; yo puedo aceptarla como una<br>transacción en el camino de la evolución<br>progresiva que realiza la humanidad; pero yo<br>entiendo que esa armonía únicamente puede<br>ser la obra de un momento; porque es indudable<br>que llegará un día en que no existirá el<br>capital, en que no habrá otro capital que el<br>trabajo, en que no habrá diferencia entre los<br>hombres, y entonces no habrá necesidad de<br>armonizar dos elementos que son irreconciliables.<br>Por eso, señores diputados, por eso, porque<br>es imposible la armonía entre el capital y el<br>trabajo y porque entendéis vosotros, bien el<br>Gobierno, bien los que estudiáis estas cuestiones,<br>por armonía entre el capital y el trabajo<br>el mantenimiento del statu quo, por eso surgen<br>los conflictos entre el capital y el trabajo;<br>y surgen, además, porque no os preocupáis<br>(he de insistir hasta la impertinencia en este<br>punto), porque no os preocupáis nunca, en<br>ninguna ocasión, del pueblo trabajador, del<br>conflicto obrero; y cuando aparecen estos conflictos,<br>como he dicho antes y repito ahora,<br>no tenéis más que un medio de resolverlos,<br>apelar al medio que se llama en todas partes<br>fuerza pública, la cual emplea los fusiles contra<br>los trabajadores.<br>De este modo, ejerciendo una coacción que<br>da pena y sobre la que yo quisiera fulminar<br>todos los anatemas que surgen de mi corazón<br>indignado, apeláis a los representantes de la<br>fuerza pública que están en contacto con el<br>pueblo, apeláis a la Guardia Civil, para que...<br>Yo no sé de qué manera decirlo para que no<br>me llamen otra vez al orden, y para que vosotros,<br>que sois propietarios y tenéis una gran fe<br>en la Guardia Civil, no os alteréis; pero yo,<br>que, poniendo a recaudo mi honor, no tengo<br>ninguna otra cosa que perder, yo tengo que<br>lanzar todos esos anatemas contra esa institución,<br>contra ese Cuerpo a quien se pone en la<br>necesidad (lo diré así para que no se altere<br>ningún nervio) de disparar sus armas contra<br>el pueblo, generalmente cuando vuelve las<br>espaldas.<br>Necesito yo también, señores diputados, ya<br>que no se me había ofrecido ocasión más propicia,<br>en mi calidad de representante de Barcelona;<br>necesitaba ocuparme algo del problema<br>regionalista, porque también se liga íntimamente<br>con el problema obrero, como tendré<br>el honor de demostrar. No quise, o no<br>pude ayer, cuando el señor diputado por Barcelona,<br>doctor Robert, me dirigió cierta alusión,<br>no quise recogerla, como tampoco recogÃ<br>una más directa que me hizo el señor Lombardero;<br>que yo no vengo aquí a ser representante<br>de masas, agrupaciones o colectividades<br>que se llamen de esta o de la otra manera;<br>yo pertenezco a un partido, y dentro de él tengo<br>un matiz más o menos radical, pero no<br>autorizo a nadie para que me encasille en<br>aquellos otros que pueden tener ideas con las<br>cuales no comulgo todavía, aunque espero comulgar<br>en el porvenir.<br>Yo no entiendo que pueda condenarse como<br>ilegal, ni siquiera desde el punto de vista<br>de un patriotismo muy susceptible, la doctrina<br>catalanista; pero entiendo que el catalanismo,<br>quieran o no quieran sus mantenedores,<br>lleva en sus entrañas, aun contra su voluntad,<br>el separatismo; y siento mucho que mis compañeros<br>en representación de Barcelona no se<br>encuentren en estos bancos, porque tengo la<br>seguridad de que ellos y yo habríamos de discutir<br>esta cuestión y llegaríamos a ponernos<br>de acuerdo.<br>No es el catalanismo el separatismo, pero lo<br>lleva en las entrañas. Mas he de añadir una<br>razón y una consideración. El separatismo no<br>se incuba allí, en Barcelona. El separatismo se<br>incuba y se fomenta cuando para contestar a<br>legítimas aspiraciones de una parte del pueblo<br>español, se emplean discursos amorfos, contestaciones<br>anodinas, como el discurso que<br>pronunció, dicho sea con todo el respeto que<br>me merece su ancianidad, el señor presidente<br>del Consejo de Ministros en la tarde de ayer.<br>El catalanismo se incuba también en el Gobierno<br>Civil de Barcelona, en la Delegación<br>de Hacienda y en la Capitanía General. Afortunadamente<br>para la unidad nacional hay en<br>Catalunya una masa obrera que no es ni será<br>nunca catalanista, porque esa masa obrera de<br>Barcelona, ilustrada, inteligente, piensa que<br>no estamos en tiempos en que es posible hacer<br>patria chica, ni conveniente, ni necesario;<br>porque sabe muy bien que mientras no se solucionen<br>aquellos problemas por virtud de los<br>cuales ha de mejorar su condición moral y material,<br>al pasar de una a otra organización política<br>del Estado, no haría más que cambiar de<br>dueño.<br>Los obreros de Barcelona, o son radicales,<br>con aquel radicalismo que piensa en una patria<br>universal y en la fraternidad de todos los<br>pueblos, o son republicanos, también radicales,<br>que entienden que la República no es un<br>fin, sino un medio para llegar al planteamiento<br>de más nobles y grandes ideales.<br>Sí, señores diputados, la garantía de la unidad<br>nacional en Catalunya la tenéis en los partidos<br>republicanos, la tenéis en la masa obrera<br>republicana, y precisamente veo con dolor<br>que en estas Cortes no está Catalunya representada<br>aquí más que por dos diputados republicanos,<br>por el señor Pi y Margall y por un<br>humilde servidor vuestro, que no es catalán;<br>pero advertid si tiene importancia, si da relieve<br>a la representación que yo traigo aquí, inmerecida<br>sin duda, el hecho mismo de que los<br>catalanes hayan elegido para representante suyo,<br>legítimo representante (y no quiero metermeen<br>esta cuestión, porque habríamos de discutir<br>muy largamente), a uno que no es catalán,<br>pero que está identificado con el sentir de<br>aquel pueblo, con el sentir de aquella masa.<br>Y dicho esto, no tengo que añadir más que<br>una cosa. Nosotros, los que aquí representamos,<br>como el señor Soriano, como el señor<br>Blasco Ibáñez y como yo, una tendencia radicalísima<br>dentro de la minoría republicana, nosotros<br>tenemos un ideal que cabe perfectamente<br>dentro de la unidad nacional; pero<br>ideal que encarna en las masas, que encarna<br>en las muchedumbres; ideal que no solamente<br>es político, sino que también tiene escrita<br>en su bandera la petición de aquellas reivindicaciones<br>sociales que son necesarias para que<br>llegue al proletariado, al eternamente explotado,<br>una mayor cantidad de justicia, y siquiera<br>la esperanza de que puede ir verificándose<br>con normalidad la evolución progresiva que<br>ha de llevarnos a un estado de justicia, de paz<br>y de fraternidad.<br>Buenas tardes.<br><br> Enviado por Enrique Ibañes